La genética conductual, o genética del comportamiento, es la ciencia que estudia cómo la genética afecta a nuestro comportamiento y al desarrollo de rasgos psicológicos como la personalidad.
La genética conductual trata de responder dar respuesta a cómo los genes interaccionan con el entorno para influir en las conductas de las personas. Y para ello los científicos que trabajan en genética de la conducta ponen en marcha experimentos en los que puedan estudiar qué genes específicos están implicados en cada rasgo o conducta y cuál es su mecanismo de acción.
El origen de la genética conductual
Ya en los años 60, diversos estudios de gemelos pusieron de manifiesto que la genética guardaba relación con ciertas capacidades intelectuales y algunas patologías psiquiátricas como la esquizofrenia. En estas investigaciones se estudiaban a gemelos, genéticamente idénticos, pero que habían sido dados en adopción y criados en diferentes familias, por lo que los factores ambientales a los que están expuestos y la educación recibida eran diferentes. Esto dejó entrever que los patrones encontrados no podían ser sólo debidos al ambiente, sino que había causas genéticas relacionadas.
Posteriormente, en los años 80, la genética conductual se estableció como disciplina científica, y la comunidad científica apoyó la importancia del estudio de la herencia como factor involucrado en diferentes rasgos psicológicos y conductuales.
En la actualidad, la genética conductual es un campo científico en auge ya que en los últimos años los precios de secuenciación del ADN se han reducido muchísimo, lo que ha permitido que más y más grupos de investigación puedan llevar a cabo estudios en los que se identifican los genes responsables de determinadas conductas y rasgos psicológicos.
Pero, para entender correctamente la genética conductual y como el ADN modula nuestro comportamiento primero es necesario repasar ciertos conceptos fundamentales.
¿Qué es el ADN?
El ADN constituye un manual de instrucciones para nuestro organismo, indicando a las células de nuestro cuerpo cuál debe ser su funcionamiento, cómo se deben replicar y qué proteínas deben crearse para que todo funcione correctamente. Se trata de un libro con más de 300.000.000 pares de letras que indican a nuestro cuerpo de una manera compleja cómo debe realizar sus funciones.
El ADN se almacena en forma de filamento en el interior del núcleo de las células (sí, todas las células de nuestro cuerpo contienen todo el ADN, todo el material genético necesario para que nuestro cuerpo pueda realizar sus funciones). Un conjunto de esas letras es lo que llamamos gen. Los genes son regiones específicas del ADN que cumplen o desempeñan funciones importantes. Es necesario entender que no todo el ADN llega a cumplir una función conocida, existen partes llamadas intrones y otras partes llamadas exones. Los intrones no se expresan mientras que los exones sí. De esta forma, un gen puede contener regiones intrónicas y regiones exóticas (de hecho, así es casi siempre). Ese filamento de ADN presente en el núcleo no se encuentra esparcido y de manera libre, sino que se encuentra super compactado y formando los famosos cromosomas. Cada célula de nuestro cuerpo contiene 22 pares de cromosomas, menos las células germinales (óvulos y espermatozoides) que contienen 23, añadiendo un par cromosómico más, el sexual (XX para el caso de las mujeres y XY para el caso de los hombres).
Funcionamiento del ADN
Ahora que sabemos qué es el ADN y cómo se encuentra en nuestro organismo debemos entender (a grosso modo) cómo funciona. En el año 1958 nace el dogma central de la biología molecular, una idea que evolucionó durante los años posteriores y se consolidó varias décadas después. Básicamente, este dogma central nos explica cómo funciona el ADN.
La función principal del ADN es funcionar como molde para el ARN, que posteriormente llegará a los ribosomas y creará una proteína.
El ADN no es un “consumible” podríamos decir, no es un objeto de usar y tirar, por lo que es necesario realizar una copia de él antes de poder usarse. En esencia, el ADN es una especie de molde de galletas, al que le echamos el relleno para obtener el producto final deseado, la galleta con forma de hombrecito de jengibre (en realidad todo es más complejo, pero es un buen símil para simplificar el complejo proceso).
Al final del proceso, el ADN acaba produciendo proteínas con funciones específicas en el organismo, y su alteración de una forma u otra produce alteraciones en dichas funciones. Ya sea para que una función se realicé más de la cuenta (como en el caso del cáncer, una replicación anómala de las células) o menos de lo debido (como en enfermedades neurodegenerativas).
La genética conductual: Interacción genética y ambiente
En el caso de las enfermedades como el cáncer de mama o la fibrosis quística el papel de la genética es claro y ampliamente estudiado, es más, en ambas se puede realizar un diagnóstico en función de una muestra genética. En estas situaciones, la sociedad tiene una idea clara de cómo la genética puede influir en nuestro estado de salud. Sin embargo, cuando hablamos de salud mental y de genética conductual la idea se vuelve algo difusa.
Nuestra conducta, de la misma manera que nuestra salud física, se encuentra alterada e influenciada por la genética (OJO: influenciada NO determinada). Por ejemplo, existen ciertas alteraciones genéticas que producen una sobreexpresión de dopamina, un neurotransmisor fundamental para nuestro cerebro. Entre otras funciones, la dopamina cumple una función de refuerzo conductual cuando impacta sobre determinadas áreas de nuestro cerebro. Es decir, si se produce una sobreexpresión de dopamina podríamos decir que una persona es más sensible al refuerzo conductual. Un ejemplo de esto lo podemos encontrar en la conducta adictiva, donde el sistema dopaminérgico desempeña un papel fundamental. Ahora bien, esto no significa que la genética conductual entienda al comportamiento como un producto fruto 100% de la genética, sino que existe una interacción importantísima con el ambiente. Es el ambiente el que, en interacción con la genética, modula nuestra conducta.
En el caso de variables psicológicas como el estrés, la ansiedad, la depresión, el bienestar…encontramos que su influencia genética sobre nuestra conducta viene determinada por un conjunto muy grande de pequeñas variaciones genéticas de bajo efecto, ya que se trata de rasgos llamados poligénicos. Es decir, así como en algunos tipos de cáncer de mama y ovario existe un gen con una alta implicación en la aparición (el BRCA) en el caso de la ansiedad tenemos múltiples variantes genéticas (más de 200) que unitariamente explican muy poco, pero que en su conjunto constituyen un factor importante para el desarrollo de nuestra conducta.
¿Cómo puede ayudarme el conocer mi genética?
La genética conductual tiene como principal objetivo entender cómo determinados genes interactúan con el ambiente y, esta interacción aumenta o disminuye las probabilidades de desarrollar ciertos comportamientos, rasgos psicológicos o trastornos mentales. Estos avances en la ciencia han permitido a los científicos desarrollar herramientas que nos dan la oportunidad de conocer nuestra genética de una forma relativamente sencilla y barata.
Beneficios de conocer tu genética conductual:
- Nos aporta información sobre nosotros mismos que no podemos obtener de otra forma.
- Permite un mayor autoconocimiento sobre nuestras vulnerabilidades y fortalezas a nivel biológico y orgánico
- Puede ayudar a establecer pautas de acción psicológica de una manera más personalizada por parte de psicólogos/as especializados. Así como un mayor autoconocimiento psicológico.