La adolescencia es una etapa de la vida en la que se produce un enorme desarrollo a nivel físico, cognitivo y emocional. Es un periodo de aprendizaje, autoconocimiento, búsqueda de la novedad, sentimientos intensos y cambios en las funciones y estructuras cerebrales. Todos estos factores tienen una gran importancia para el desarrollo de la identidad y la autonomía personal, sin embargo, también convierten a la adolescencia en una etapa crítica en la que puede producirse el inicio de problemas de salud mental y derivar en alteraciones como las autolesiones.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), entre el 10 – 20 % de los adolescentes de todo el mundo experimentan algún trastorno mental, y, en la mitad de los casos, estos se inician a los catorce años o antes.
Los trastornos de salud mental más comunes en los adolescentes son: la ansiedad; la depresión y trastornos del estado de ánimo; el déficit de atención y los trastornos del comportamiento; los trastornos de la alimentación; y la psicosis. Por desgracia, en muchísimas ocasiones los problemas de salud mental en adolescentes ni se detectan ni se tratan; lo cual tiene consecuencias que se extienden a lo largo de toda su vida. Esta falta de detección e intervención adecuadas puede terminar afectando gravemente a su bienestar mental, pudiendo derivar en conductas dañinas como autolesiones o incluso, en algunas ocasiones, en el suicidio.
¿Qué son las autolesiones no suicidas?
Las autolesiones no suicidas (ANS) son conductas de destrucción directa y deliberada del propio cuerpo sin intencionalidad suicida. Es decir, son comportamientos que implican un daño corporal autoinfligido sin intención de provocar la muerte. La ANS en se ha convertido en un serio problema entre los adolescentes con una prevalencia estimada del 17-18%, de los cuales, entre el 70-93% presentan al menos 3 episodios de reincidencia.
La autolesión no suicida siempre ha presentado una alta prevalencia entre los jóvenes con enfermedades mentales graves. La novedad reside en que, en los últimos años, su incidencia se ha ido observando cada vez más en adolescentes sin diagnóstico previo de ninguna patología psiquiátrica. No obstante, esto no significa que los chicos y chicas que se las realizan no estén sufriendo importantes dificultades psicológicas, si no todo lo contrario.
¿Por qué hay adolescentes que se autolesionan?
Primero y principal hay que aclarar que jamás se debe considerar a las autolesiones como una manera de “llamar la atención” por parte del adolescente, sino que, en cualquier caso, es una manera de intentar pedir ayuda, porque realmente la necesitan. La misión de las familias y de los profesionales de la salud es la de ayudarles a que aprendan a afrontar sus dificultades de otra manera y que puedan sustituir esos comportamientos autolesivos por otros más adaptativos.
En muchos casos las ANS buscan aliviar su malestar y pueden ser un intento de lograr lo siguiente:
- Gestionar o reducir un sufrimiento emocional o ansiedad extremos y brindar una sensación de alivio
- Distraerse de las emociones dolorosas a través del dolor físico
- Sentir control sobre el propio cuerpo, sentimientos o situaciones de la vida
- Sentir algo (lo que sea), aunque sea dolor físico, cuando la persona se siente vacía emocionalmente
- Comunicar sentimientos de estrés o depresión al mundo exterior
- Castigarse a uno mismo. Por ejemplo, los adolescentes con trastornos de la conducta alimentaria las realizan para aliviar su culpabilidad por haber comido, haber vomitado o estar causando daño a sus padres
Si bien las autolesiones pueden generar una breve sensación de calma y aliviar la tensión física y emocional, después suele ocasionar culpa y vergüenza, y las emociones dolorosas tienden a regresar.
¿Cuáles son los factores de riesgo para las autolesiones?
La evidencia científica corrobora que los adolescentes son una población de gran vulnerabilidad para incurrir en conductas de autolesión no suicida (ANS) en parte por la gran reactividad emocional e impulsividad que conlleva esta etapa vital. La exposición a eventos estresantes, combinado con factores temperamentales, genéticos y ambientales pueden precipitar la aparición de ANS en adolescentes.
Algunos de los factores de riesgo que se han identificado incluyen los siguientes:
- Alta inestabilidad emocional/neuroticismo
- Tendencia a las conductas impulsivas
- Una historia de trauma, abuso en la infancia
- Acoso escolar o bullying
- Una tendencia a reprimir las emociones junto con pocos mecanismos eficaces para afrontar el estrés emocional
- Sentimientos de aislamiento (esto puede ser invisible en personas que parecen tener muchos amigos/conexiones)
¿Cómo identificar si un adolescente se autolesiona?
Aunque, por lo general, la ANS no es un intento de suicidio. Este tipo de autolesiones es una forma muy dañina de afrontar el dolor emocional, la tristeza, la ira y el estrés. Además, a la larga, puede traer graves consecuencias a nivel físico y psicológico, por lo que es importante estar atento a las señales.
Los síntomas de autolesiones pueden incluir los siguientes:
- Tener cicatrices, a menudo en patrones
- Tener cortes, arañazos, moretones, mordeduras u otras heridas recientes
- Frotar de manera excesiva una zona para producir una quemadura
- Tener a mano objetos filosos u otras cosas que se utilizan para autolesionarse
- Usar mangas largas o pantalones largos para ocultar la autolesión, incluso cuando hace calor
- Hacer informes frecuentes de lesiones accidentales
- Tener dificultades para relacionarse con los demás
- Presentar conductas y emociones que cambian rápidamente y que son impulsivas, intensas e inesperadas
- Hablar de impotencia, desesperanza o inutilidad
Sin embargo hay que tener en cuenta que existen diferencias de género relacionadas con el tipo de autolesiones que se utilizan. Se ha demostrado que, mientras que las chicas son más propensas a cortarse, rascarse, y utilizar métodos que implican el sangrado, los chicos son más propensos a golpearse y quemarse.
Diferencias entre autolesiones y gestos suicidas
Las autolesiones no suicidas (ANS) y el suicidio son 2 entidades distinta. Mientras que las autolesiones responden a estados emocionales de ira, desesperación o angustia intolerables; los gestos suicidas, se relacionan con ideas crónicas de desesperanza. De esta manera, los adolescentes que realizan autolesiones no suicidas suelen ser conscientes de que su comportamiento puede causar lesiones graves. No obstante, consideran que estas no suponen una amenaza para la vida. Sin embargo, aunque los adolescentes que cometen ANS no presentan un claro deseo suicida, tienen un mayor riesgo de presentar un intento suicida o suicidio que los adolescentes sin ANS, especialmente cuando se presentan episodios de autolesiones de forma repetida.
El suicidio se encuentra entre las primeras diez causas de muerte en adolescentes y adultos jóvenes en todo el mundo. En España, supone la segunda causa de muerte en menores de 18 años, después de los accidentes de tráfico. Por lo que es uno de los principales problemas de salud pública a nivel mundial. Por ello, aunque la ANS tengan, en general, intencionalidades diferentes, es importante que se realize una identificación y diagnóstico oportuno, para así poder mejorar el bienestar emocional de los adolescentes y disminuir el impacto psicosocial que supone el suicidio.
¿Qué hay que hacer cuando un adolescente se autolesiona?
En primer lugar hay que señalar que cuando exista una sospecha de que un adolescente pueda estar pensando en el suicidio, aunque esta se remota, se debe tratar de dialogar son él sin criticas, castigos o discusiones, sino tratando de averiguar sus motivos con empatia y trasmitiendo siempre una sensación de apoyo incondicional.
Si sospechamos o descubrimos que alguno de nuestros hijos, alumnos o seres queridos está realizando conductas de autolesión debemos tener en cuenta los siguientes puntos:
- Aprender sobre las autolesiones es muy importante. Habitualmente, cuanto más sabemos sobre un tema, más podemos ayudar en el proceso de recuperación. No obstante, hay que tener cuidado y no conviene que se adopte una postura de expertos que lo saben todo.
- Afrontar el problema. No conviene ignorar o minimizar el problema, porque muy a menudo las autolesiones en adolescentes son una señal de malestar emocional o problemas psicológicos que es necesario abordar.
- Valorar el riesgo. En ocasiones esto puede suponer acudir a urgencias, si valoramos que el riesgo es inmediato. En otros casos se pueden tomar acciones de forma más pausada pero, en todo caso, hay que animar al adolescente a pedir y aceptar ayuda profesional
- Ser paciente. En un proceso de recuperación siempre hay contratiempos y el tratamiento requiere un tiempo
Recuerda que, aunque siempre puedes forzar a tu hijo/a a seguir un tratamiento. No obstante, los resultados siempre van a ser mucho mejores si el adolescente está motivado para buscar tratamiento.
Puedes aprender más sobre autolesiones y sobre bienestar mental en adolescentes en el Grupo de Estudio y Tratamiento de la Autolesión (GRETA). Además, la plataforma de promoción de la salud y el bienestar infantil del Hospital Sant Joan de Déu Barcelona (Faros Sant Joan de Déu), ha elaborado un informe para acompañar a padres y educadores en la comprensión del comportamiento del adolescente desde un prisma neurocientífico, psicológico, biológico y social facilitando la vivencia de la adolescencia como una etapa de oportunidades. Incluyen pautas de actuación preventivas que pueden frenar o retrasar la aparición de problemas de salud mental.