La personalidad, el temperamento y el carácter son tres conceptos relacionados entre sí que a menudo se confunden por estar todos ellos involucrados en la forma en la que sentimos, pensamos o nos comportamos.
Tanto el temperamento cómo el carácter son componentes de nuestra personalidad. Sin embargo, desde la psicología se establecen límites entre ellos en base a sus características diferenciadas y a los factores que intervienen en su desarrollo.
Temperamento
El temperamento se refiere a la tendencia natural de cada uno a responder de una forma concreta a nuestro entorno. Es decir, las reacciones más instintivas o conductas automáticas. El temperamento está mayoritariamente determinado por la genética siendo un reflejo de nuestras características heredadas y nuestra biología. Por ello, es el componente de la personalidad que aparece primero siendo visible desde las primeras etapas de la infancia o incluso en los bebés.
Tener un temperamento u otro predispone tanto al desarrollo de ciertos rasgos de personalidad como al desarrollo de ciertos problemas emocionales. Por ejemplo, un temperamento que se caracterice por un sistema nervioso simpático hiperactivo puede hacernos más propensos a la ansiedad, mientras que un temperamento que tenga detrás bajos niveles de activación cortical nos haría más propensos a la extroversión.
Debido a su fuerte componente genético el temperamento es difícil de cambiar ya que en mayor o menor medida esa tendencia siempre estará ahí. Sin embargo, eso no significa que ello determine nuestra personalidad o comportamiento y que no podamos aprender a controlar lo que sentimos o hacemos.
A lo largo de la historia se han descrito los temperamentos desde diferentes modelos teóricos, siendo las clasificaciones más relevantes la Teoría de los temperamentos básicos de Galeno y la clasificación hecha por Cloninger en su Modelo Psicobiológico de la Personalidad. Pese a sus diferencias, ambos modelos comparten la idea de que el temperamento se hereda, es estable a lo largo de la vida y no está influenciado por el ambiente social.
Carácter
El carácter refleja cómo los factores sociales y culturales influyen sobre el temperamento. Es decir, nace a partir de la influencia del ambiente sobre los procesos cognitivos, la percepción y las emociones a las que nos predispone la genética.
El carácter no es tan estable como el temperamento y se adquiere por aprendizaje mediante las experiencias e interacciones sociales. Por ello, no aparece en las primeras fases del desarrollo sino que pasa por diferentes etapas y no alcanza su forma completa hasta el final de la adolescencia.
Debido a que el carácter es adquirido, es posible modificarlo, por ejemplo, a través de educación social, cambios de hábitos, entre otros.
Personalidad
La personalidad es la mezcla del temperamento, el carácter y el comportamiento, por tanto, es la suma de la herencia, los hábitos aprendidos y la manera en la que nos relacionamos con el mundo. Todos estos factores conforman no solo nuestros patrones de comportamiento sino también la forma en la que procesamos la información de nuestro entorno y la manera en la que nos sentimos.
Nuestra personalidad cambia y se adapta, especialmente durante la infancia y adolescencia, para luego estabilizarse. Después de este periodo el cambio, aunque posible, es menos probable. Es por ello que la personalidad es algo que nos distingue y que se muestra estable en el tiempo y a través de diferentes situaciones.
Cloninger, Robert & Cloninger, Kevin. (2011). Person-centered Therapeutics. The International Journal of Person Centered Medicine. 1. 43-52. 10.5750/ijpcm.v1i1.21
Corr, P. J., & Matthews, G. (2020). The Cambridge Handbook of Personality Psychology